¡Feminismo! (pero prolijo y ordenado)
Posporno | Tras la polémica por la performance en la UBA a cargo del grupo Post-Op, la autora se pregunta por qué las expresiones políticas de izquierda y de derecha coincidieron en el repudio. ¿Acaso Tinelli no muestra todas las noches a mujeres perreando casi desnudas?
Vanina Escales * | ANFIBIA
La pornografía mainstream
es una pedagogía del deseo hétero. Forma parte de un dispositivo político de
producción binaria que hace hombres y mujeres, con sus reglas específicas. Así,
podemos entender qué es una mujer si este humano funciona de acuerdo a la
estructura hétero que la sociedad ordena: maternidad forzosa, creencia en un
instinto maternal, trabajos forzados en el gimnasio para responder a una
belleza del mercado, educación de la gestualidad. La pornografía clásica ordenó
además una forma en que esta mujer debe comportarse que es, básicamente,
falocéntrica: todo gira alrededor de una pija donde la mujer es un elemento que
da placer. Instruye incluso con sus gemiditos y sus “oh, yeah”.
El feminismo –que no importamos, que hicimos todas y que
lo hacemos cotidianamente– nos hizo cuestionar lo dado como natural y nos hizo
sospechar de que si, incluso lo que creemos que deseamos, en verdad es un deseo
o un adoctrinamiento, un deseo “correcto”. Nos gusta el porno, nos gusta que el
deseo fluya, no queremos ser capturadas, no queremos disciplinas, no queremos
aparatos de control. No queremos más pedagogías del deseo heterosexual,
inventamos en las fallas del poder y en sus grietas nuevas formas para el
exceso, para la insurrección y para sacarnos de encima una historia de
subjetivación que buscó moldearnos como “el pilar de la sociedad que es la familia”.
Reinventemos la máxima de Bakunin y destruyamos
subjetividades sumisas para crear otras sobre sus ruinas. La lucha
revolucionaria debe desarrollarse en todos los niveles de la economía deseante
contaminados por el capitalismo, que incluyen, por supuesto, la familia, la
pareja, la sexualidad, el partido, una misma. “La lucha en el frente del deseo
requiere una subversión de todos los poderes, en todos los niveles”, escribió
Guattari, ¿dónde se alojan esos fascismos microscópicos?, ¿dónde los poderes?
Dirijamos nuestra mirada a los dedos levantados y los ceños fruncidos en la perfoposporno de la Facultad de Sociales. ¿Por qué las expresiones políticas de izquierda –con sus excepciones– a derecha repudiaron la performance? ¿Cuál es el tejido de fondo que las unió en el mismo ademán? Una hipótesis es que su tolerancia al feminismo es en tanto éste sea ciudadanista y ordenado; si es radical, disruptivo y revolucionario se constituye como amenaza. Ay, los poderes; ay, las policías. Y qué hay de la indignación que mostraron los medios, ¿acaso Tinelli no muestra todas las noches a mujeres perreando casi desnudas?, ¿por qué no hay reacciones a diario? Porque las mujeres tinellizadas siguen respondiendo al deseo que la sociedad espera de ellas. Las que dejaron sus flujos y risas en Sociales gozaron sin capturas, ya no se trata de mujeres sino de cuerpos bajo otro orden.
Si el control del capitalismo se condensó hace años en
las fábricas, hoy se extendió a las formas de vida con su deseo funcional a las
fuerzas productivas. La lucha diaria de los y las ciudadanas modelo es por la
asimilación al mercado. Las policías que vigilan conductas están en todos lados
y piden identificación. La rebelión, entonces, es un deber ético. El posporno
propone fugas del adoctrinamiento del deseo, por eso es –sobre todo– una acción
política y –también– una nueva educación sentimental y –además– una fiesta, con
su caos y su des-control.
Las mujeres tinellizadas siguen respondiendo a lo que la sociedad espera de ellas.
Dirijamos nuestra mirada a los dedos levantados y los ceños fruncidos en la perfoposporno de la Facultad de Sociales. ¿Por qué las expresiones políticas de izquierda –con sus excepciones– a derecha repudiaron la performance? ¿Cuál es el tejido de fondo que las unió en el mismo ademán? Una hipótesis es que su tolerancia al feminismo es en tanto éste sea ciudadanista y ordenado; si es radical, disruptivo y revolucionario se constituye como amenaza. Ay, los poderes; ay, las policías. Y qué hay de la indignación que mostraron los medios, ¿acaso Tinelli no muestra todas las noches a mujeres perreando casi desnudas?, ¿por qué no hay reacciones a diario? Porque las mujeres tinellizadas siguen respondiendo al deseo que la sociedad espera de ellas. Las que dejaron sus flujos y risas en Sociales gozaron sin capturas, ya no se trata de mujeres sino de cuerpos bajo otro orden.
(*) Licenciada en Comunicación Social, Universidad
de Cuyo. Integrante del Área de Comunicación, Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS). Colabora en la revista digital de arte y crítica Bazar
Americano.
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