El extremista
PERSONAJES
Militancia | Rodolfo Mondolfo, autodefinido como “pensador a secas”, discurre sobre cómo castigar los crímenes viales. Reglas y sanciones acordes con los tiempos de linchamientos y crucifixiones.
Marcos Salomón
Durante
su niñez formoseña, Rodolfo Mondolfo había escuchado por primera vez el mote de
“extremista” (1). Ya como pensador a secas chaqueño, y con la Real Academia
Española como su Torah (2), decidió adoptar este calificativo para acometer su
próxima cruzada.
Así,
nuestro especialista en nada tomó la decisión de convertirse en un “extremista
vial”, sumando nuevas desventuras a su despejada agenda diaria.
Junto
a su inseparable amigo Juancito Caminador, hizo lo único que saben hacer:
caminar y cavilar. Y comenzó el extremismo:
–Todo aquel motociclista que no use
casco y tenga un accidente, deberá ser derivado a un sanatorio privado y pagar
por su atención médica. Si es llevado a un hospital, no tendrá la prioridad de
atención en emergencias.
La
misma regla, para todo aquel automovilista que no use cinturón de seguridad.
–Todo aquel automovilista/motociclista
que conduzca mientras habla por celular o envía mensajes, automáticamente pierde
el derecho de conducir por un mes (acumulación de penas por repetición de
infracciones).
–Todo
aquel motociclista/automovilista que maneje borracho pierde la licencia por
seis meses (pena agravada en caso de accidente: un año sin conducir y el
vehículo retenido por el mismo lapso).
No
se crean que Rodolfo se olvidó de los queridos colectiveros:
–Ante los atropellos a los usuarios,
automáticamente, los familiares del infractor deberán sufrir el mismo escarnio.
Una
pena no consensuada está vinculada directamente al uso de las tarjetas como
forma de pago, en reemplazo del viejo boleto. Los más despreciables, aquellos
que obligan a las personas que perdieron una pierna, por citar un ejemplo, a
demostrar su discapacidad con incómodos y burocráticos certificados médicos (sí
hubo coincidencia en que los únicos discapacitados son los empresarios).
Impiadosos,
Mondolfo y Juancito Caminador ni siquiera perdonaron a los amigos:
–Caminatas de por lo menos 10 km para quienes
gustan pasar vehículos en las curvas.
Y
una larga lista de “linchamientos y crucifixiones viales”, determinando de
antemano –sin derecho a juicio o ser considerado inocente– que todos son
criminales.
En
la niñez formoseña eran llamados “extremistas”; en la adolescencia y adultez
chaqueñas, “subversivos” o “guerrilleros”. Ya como pensador a secas y en su
desventura vial, Rodolfo se dio cuenta que el mejor calificativo era y es
militante.
1. En
su futura edición 23ª (que reemplazará a la de 2001), la RAE define el vocablo como la “tendencia a adoptar ideas extremas,
especialmente en política”.
2. Si
bien la RAE considera correcto escribir “tora”, por pedido expreso de nuestro
pensador a secas se mantuvo el hebreo para hablar de “la ley” del pueblo de
Israel.
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